Un día ,
después de la muerte de mi padre,
Vestí la única camisa blanca que tengo.
Un idiota me preguntó
si no guardaba luto.
Yo le miré,
encarnando en mis ojos
los de alguien que ya no estaba.
y me reí
Porque el luto no se lleva en la ropa;
El luto
se lleva
en la sangre.